Introducción
Las primeras manifestaciones de la literatura latina proceden del siglo III a.C. Después fue evolucionando y transformándose, a través de distintos géneros y formas. La desintegración del Imperio romano y el desarrollo gradual de las lenguas románicas a partir del latín vulgar (la lengua no literaria del pueblo llano) no afectó durante siglos la posición del latín como lengua literaria predominante en Europa occidental.
La literatura romana se modeló a partir de la literatura griega y sirvió a su vez como referencia básica, especialmente en el renacimiento, para el desarrollo de las literaturas europeas posteriores. Por su estrecha dependencia formal de los modelos griegos, los escritores latinos ensalzaron las cualidades específicas de la cultura romana y, lo que es más importante, casi todos los escritores romanos contribuyeron con sus escritos a la misión civilizadora de Roma en el mundo. Los logros más importantes de la literatura latina se encuentran en la poesía épica y lírica, en la retórica, la historia, el drama cómico género literario que los romanos inventaron.
Los primeros escritos romanos
La literatura latina se inicia con Livio Andrónico, que llegó a Roma siendo un esclavo de habla griega. Tradujo en verso el poema épico de Homero, la Odisea, al latín, y escribió las primeras piezas dramáticas en esta lengua, así como traducciones de obras griegas. El primer escritor romano nativo fue Gneo Nevio (270-201? a.C.), que siguió el ejemplo de Livio Andrónico. Sus comedias tuvieron mucho éxito. Compuso también el Bellum poenicum, un poema épico sobre la primera de las guerras púnicas entre Roma y su rival Cartago.
El primer escritor romano verdaderamente importante fue Quinto Ennio, famoso por sus Annales, un poema enérgico y vigoroso que cuenta la historia de Roma y sus conquistas en versos hexámetros adaptados con éxito del griego al latín. El esfuerzo pionero de Ennio sirvió como modelo para la épica romana y fue muy imitado por poetas posteriores que refinaron las asperezas de su estilo.
Sólo se conservan fragmentos diseminados de estos primeros escritores, pero disponemos de 21 obras de teatro del primer dramaturgo importante de la literatura romana, Plauto. La comedia fue la más importante aportación romana al desarrollo del drama; las obras ágiles de Plauto sirvieron de modelo a la comedia europea posterior y han sido representadas e imitadas hasta hoy. Su mundo de amos ignorantes, esclavos astutos, doncellas inocentes y jóvenes sin esperanza que se enamoran absurdamente, fue heredado por el segundo autor romano de comedias, Terencio. Sus obras son quizá menos divertidas pero más conmovedoras que las de su predecesor.
Catón el Viejo, político conservador y enemigo implacable de Cartago, fue el primer maestro de la prosa romana. Orador hábil, proporcionó los primeros modelos a la retórica romana. Su tratado sobre agricultura, De agri cultura, aún se conserva. El gran maestro de la sátira, un género supuestamente inventado por Ennio, fue Cayo Lucilio, que introdujo el uso de palabras mordaces que ridiculizan despiadadamente una gran variedad de locuras humanas tanto en el terreno privado como en el público, sólo se conservan fragmentos de su obra.
LA EDAD DE ORO: POESÍA
El precursor de la época más brillante de la poesía romana fue Lucrecio, cuyo poema didáctico De rerum natura argumenta en versos elocuentes que los dioses no intervienen en asuntos humanos. Su finalidad era liberar a la gente de la superstición y del miedo a la muerte. Catulo, el primer gran poeta lírico en latín, se inspiró en modelos griegos. Sus poemas largos son complejos y eruditos, pero le caracterizan en mayor medida los poemas líricos más cortos, algunos de los cuales son puras declaraciones de amor a una mujer llamada Lesbia o están dedicados a su hermano muerto. En otros saca a relucir la vena de su ingenio mordaz e hiriente contra sus enemigos políticos. Su palabra rigurosa e intensa ha sido una fuerza impulsora en la historia de la lírica europea desde el redescubrimiento de su obra a comienzos del renacimiento.
Reconocido como el más grande de los poetas latinos, tanto en vida como en tiempos posteriores, Virgilio escribió al principio de su carrera las Églogas, diez poemas pastorales que se convirtieron en modelos permanentes en su género. A estas siguieron las Geórgicas, poemas sobre la vida de los agricultores. Sin embargo, la obra maestra de Virgilio es la Eneida, un poema épico que narra cómo el héroe troyano Eneas viajó a Italia para encontrar el asentamiento donde se fundaría Roma. En este complejo poema, inspirado en la obra de Homero, contrasta el deseo de paz con la admiración tradicional de la virtud militar.
El amigo de Virgilio, Horacio, se convirtió en el maestro de la oda adaptando hábilmente los metros griegos al latín. De su mejor poesía se desprende también un elegante sentido del humor. La tradición de la elegía de amor, que empezó Catulo, fue continuada de una manera tierna y melancólica por Alibio Tibulo (c. 48-19 a.C.). El último de los tres libros que se le atribuyen incluye poemas de amor directos y conmovedores escritos por su contemporánea Sulpicia, los únicos poemas que se conservan de una mujer romana.
Más dinámicas y complejas son las elegías de amor escritas por Sexto Propercio, registros turbulentos de sus difíciles amoríos con Cintia. La tradición elegíaca concluyó con la obra de Ovidio, que cultivó el género de una manera festiva. Prolífico poeta, es más conocido por su Ars amatoria, y por su obra más importante, la Metamorfosis, un largo poema que constituye una recuperación de gran parte de los mitos antiguos.
El autor más destacado, Cicerón, fue un político y orador cuya retórica se convirtió en un modelo para la oratoria europea posterior. Los discursos más conocidos de Cicerón son los que profirió contra el conspirador político Catilina, pero otros muchos son igual de oportunos y certeros, por el magistral uso que hace de los ritmos y cadencias de la lengua latina, conjugados para alcanzar efectos persuasivos y contundentes. Cicerón destacó también con obras en prosa de un estilo más relajado, tratados sobre retórica y filosofía tales como los famosos textos sobre la amistad y los tiempos pasados. También se conserva gran parte de su reveladora y extensa correspondencia.
Igualmente famoso como escritor de prosa fue el contemporáneo de Cicerón, Julio César. Sus comentarios claros y enérgicos sobre La guerra civil y Comentarios sobre la guerra de las Galias (De bello civili y De bello gallico) también se convirtieron en importantes modelos en su género. El principal historiador romano fue Tito Livio, que escribió la larga historia de Roma Ab urbe condita, también conocida como Décadas, de la que sólo se conserva cerca de una cuarta parte y que continúa siendo una fuente básica de este periodo.
LA EDAD DE PLATA A la edad de oro siguió lo que a menudo se conoce como la edad de plata de la literatura latina, en el siglo I d.C.; aunque sobrepasada por el brillo del siglo anterior, durante este periodo se produjo un valioso conjunto de obras importantes. La Eneida de Virgilio pareció consumar hasta tal punto la perfección del género épico que los poetas posteriores tuvieron más dificultades que ayudas por su ejemplo. Sin embargo, Lucano, cuya epopeya Farsalia narra incidentes de la guerra civil romana con un estilo animado, y Publio Papinio Estacio, un escritor muy admirado en la edad media, supieron abordar eficazmente la tradición épica.
La Tebaida obra principal de Estacio, es una epopeya vigorosa y poco organizada que lleva al límite las formas del estilo virgiliano. Figura descollante de la edad de plata fue Séneca, tutor del famoso emperador Nerón. Séneca expuso las doctrinas de la filosofía estoica en cartas y tratados que tuvieron una gran influencia. Escribió varias tragedias que exploraban el tema del mal y sus consecuencias, la omnipresencia de la muerte, la culpa voluntaria e involuntaria, la pasión y el abuso de poder.
Durante este periodo se produjeron obras de interés en varios estilos satíricos. El esclavo Fedro, que se convirtió en hombre libre con el emperador Augusto, escribió en verso versiones latinas de las populares fábulas del griego Esopo. El escritor más original de su época fue tal vez el galante Petronio, cuyo sorprendente Satiricón (60?), una extensa obra en verso y prosa de la que sólo se conserva parte, es una narración enormemente entretenida que describe vivamente un amplio conjunto de excesos humanos. La sátira en verso está representada por el áspero y complejo Persio y el amargo, pero entretenido, Juvenal. La más corta de las formas poéticas, el epigrama, fue perfeccionada por Marcial, cuyos versos socarrones e ingeniosos son un modelo en su género.
La prosa del siglo I d.C. incluye la obra de varios escritores didácticos notables. Plinio el Viejo fue un autor prolífico cuya Historia natural sirvió durante generaciones como modelo de libro de texto sobre historia natural. La Institución oratoria (95?) del retórico Quintiliano es también un estudio importante dedicado a la teoría y práctica de la oratoria, que incluye además algunas de las críticas literarias romanas más equilibradas. Varios destacados historiadores escribieron también durante este periodo. Cornelio Tácito relató dramáticamente los acontecimientos de su época y la que lo precedió en sus Historias y Anales; escribió asimismo una famosa descripción de Germania y sus habitantes, Germania.
La vida de los Césares de Suetonio, es famosa por sus animadas biografías de los césares y su, a menudo, demoledora descripción de lo que para los lectores actuales es el periodo más rico de la historia romana.
Último periodo
Durante los siglos siguientes, la literatura romana declinó al mismo tiempo que la fortuna política del Imperio, pero destacaron unas pocas figuras. La Metamorfosis (también conocida con el título El asno de oro) de Lucio Apuleyo es una narración en prosa entretenida que incluye la historia, elegantemente relatada, de Cupido y Psique. En el siglo IV sobrevino un último impulso literario pagano con el sabio y perspicaz Ambrosio Teodosio Macrobio, que escribió una especie de sumario de la antigua cultura en su Saturnalia.